El cuarto hocico, 12 pequeños grandes héroes

Hace cuatro años, en un pequeño pueblo de Zaragoza, en Muel, llegó un circo y algunos de sus integrantes se acercaron al Colegio Orba para repartir publicidad entre los niños y mostrarles algunos de los animales que formaban parte del espectáculo. Ante esta situación, uno de sus profesores, César Bona, les invitó a que buscaran información sobre los circos, preguntaran a sus padres, investigaran… y al día siguiente volvieron con una visión muy diferente respecto al circo. Había nacido “El cuarto hocico”.

Por una buena causa

12 niños y niñas de este colegio aragonés, que en ese momento estaban en cuarto de primaria, decidieron actuar y crear esta protectora de animales virtual y luchar en ella contra el abandono y el maltrato animal. Unidos en una causa heroica para cambiar el mundo en el que vivimos.

Todas sus acciones y opiniones quedan recogidas en la web de la protectora, en la que a través de diferentes secciones dan su visión sobre la relación esencial entre seres humanos y animales y ofrecen así la sociedad una nueva manera de ver las cosas. Y lo cierto es que durante estos años han conseguido contagiar a miles de personas de todos los puntos del planeta, desde Galicia e Italia hasta México, removiendo consciencias y logrando su objetivo: que las personas respeten a los animales.

Queda más que claro que en este proyecto educativo los niños, inspirados por su tutor César Bona, son los auténticos protagonistas. Un futuro esperanzador que ha recibido varios premios entre los que destacan: el Premio Nacional CreArte, otorgado por el Ministerio de Cultura; el Premio Nacional Educared y el III Concurso Nacional de Ecoiniciativas, de manos de Jane Goodgall, primatóloga británica y premio Príncipe de Asturias de Investigación.

Movimiento internacional

De hecho, es Goodgall quien hace el prólogo del libro "De cómo doce niños y un maestro buscaron cambiarle mundo. El cuarto hocico", que recoge la experiencia del proyecto. Y en el que se demuestra el poder de los niños como agentes de cambio. Quiénes detectando un problema y ofreciéndoles la posibilidad de actuar, no lo dudan ni un solo instante en intentar solucionar las cosas.

Un libro que también ahonda en el concepto de la educación desde múltiples enfoques, de cómo estimular la curiosidad de los niños, cómo se trabajan los valores y de la creación de la empatía como herramienta diaria.

No obstante, la labor del que ya es un movimiento a gran escala, El cuarto hocico, no se acaba aquí si no que les ha llevado a impulsar otra iniciativa: Children for Animals, con la intención primigenia de hacer que el mundo sea un lugar mejor. Por ello, han creado esta red internacional de niños que trabajan juntos por el respeto de los animales.

María, Ana, Mónica, Rodrigo, Adrián, Saúl, María, Rubén, Hakim, Iván, Marta, Javier y su profesor César pusieron su granito de arena para luchar por los derechos de los animales. Y ahora su proyecto ha logrado concienciar a miles de personas. Acciones locales y heroicas que demuestran que se puede tener un impacto global. Rescatando la frase de Mahatma Gandhi, emblema de El cuarto hocico,: "La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales".