¿Qué es la Intervención Asistida con Animales de Compañía, IAA?

Desde sus inicios, el ser humano ha demostrado un fuerte vínculo con los animales. Edward O. Wilson, biólogo americano, elaboró la teoría de la biofília que sugiere que los humanos sienten una afinidad innata por todo lo viviente y lo natural. Y no es de extrañar si reflexionamos sobre los efectos que tiene la compañía de un animal en el ser humano, que estemos totalmente de acuerdo con lo que el señor Edward O. Wilson afirmaba en su teoría. Ellos son capaces de hacernos sentir mejor, de ayudarnos, de arrancarnos una sonrisa e incluso de intervenir en tratamientos clínicos.

La Intervención Asistida con Animales de Compañía (IAA) son intervenciones en las que un animal es incorporado como parte del tratamiento, con el objetivo directo de promover la mejoría en las funciones físicas, sociales, emocionales y cognitivas. Siempre deben estar dirigidas por profesionales de la salud o de la educación.




Es fundamental adaptarlas a las necesidades de los usuarios, estableciendo objetivos específicos para cada caso y saber trabajar en equipo junto con psicólogos, educadores, logopedas o el profesional que requiera el colectivo. Para realizarlas se necesita el trabajo de un equipo interdisciplinar, donde todo el equipo trabaja por igual para llegar al objetivo marcado, siendo imprescindibles el profesional experto del ámbito socio-sanitario o educativo, el técnico de terapia asistida con animales y el animal.

La mayoría de los animales utilizados son perros y gatos con unas características específicas y adiestrados para este propósito, que pasan a convertirse así en ayudantes o “co-terapeutas”.

Se conoce bien las implicaciones que existen en el vínculo hombre-animal y se conocen multitud de beneficios al integrar animales en los protocolos de los centros dedicados al tratamiento de enfermos mentales, o en programas educativos para sectores que requieren una ayuda especial, como la población penitenciaria, las personas mayores solas, en centros geriátricos, o los niños con necesidades especiales.

Las investigaciones más recientes demuestran que la presencia de animales de compañía se asocia a sensaciones de tranquilidad y relajación así como reducción del ritmo cardíaco o de la presión sanguínea. El hecho de tener animales de compañía también se asocia a un aumento de la interacción social, actuando al parecer, como catalizadores sociales realizado en gran variedad de entornos, de manera individual o en grupo.

Es importante tener en cuenta que no hablamos de sustitución de las terapias clínicas pero sí como complemento de las mismas. A pesar de la cantidad de referencias históricas que documentan este tipo de terapias asociadas a multitud de patologías clínicas, es una práctica todavía poco utilizada.

Las investigaciones están evolucionando de manera notoria y este es un buen camino para seguir desarrollando las terapias y mejorar el vínculo humano–animal así como el puente que los animales crean entre el terapeuta y su paciente.