Un espacio seguro e íntimo para el gato

Un espacio seguro e íntimo

Los gatos son cazadores solitarios y el hecho de sufrir lesiones puede comprometer seriamente su posibilidad de alimentarse y sobrevivir. Además, debido a sus pequeñas dimensiones, pueden ser ellos mismos presas de animales de mayor tamaño. Esto explica su especial sensibilidad hacia posibles amenazas que pueden ser representadas por ruidos extraños, olores nuevos, objetos desconocidos y la presencia de nuevos animales o individuos en su espacio.

De hecho, los gatos prefieren moverse en un ambiente previsible y familiar desde el punto de vista físico y social, en el que puedan esconderse si se encuentran en situaciones estresantes o cuando quieren evitar la interacción con otros gatos, animales o personas (Carlstead et al., 1993). La sensación de control sobre las adversidades y la posibilidad de prever lo que va a ocurrir, sobre todo cuando se trata de algo desagradable, son fundamentales para reducir sus niveles de estrés y mejorar su capacidad de adaptación al ambiente (Herron y Buffington, 2010; Rochlitz, 2005).

Escondites

Se les debería proporcionar lugares,en diferentes partes de la casa, donde puedan esconderse sobre todo en espacios tranquilos y resguardados. Pueden ser cajas de cartón, un transportín abierto, cestas, un túnel para gatos, un armario abierto, el espacio debajo de una cama, encima de un armario o aparador, etc.

Tips #1. Aunque muchos gatos tiemblen nada más verlo, un transportín abierto y bien colocado dentro de casa puede llegar a convertirse en un escondite seguro para él. Esta sensación de seguridad puede ayudar a reducir el nivel de estrés del gato incluso cuando el transportín se utiliza para llevarlo al veterinario (Ellis et al., 2013).

Algunos escondites también deberían estar levantados del suelo, ya que refugiarse en lo alto y controlar la situación desde arriba es otra de las estrategias adaptativas de los gatos que son trepadores por naturaleza. Para desarrollar la dimensión vertical del casa se pueden colocar árboles para gatos y estanterías, dejar a disposición del gato repisas de las ventanas o la parte superior de librerías y muebles de la casa, etc.

Además, es importante preocuparse de cómo facilitar el acceso del gato a estos lugares, organizando caminos para subirse y bajarse, por ejemplo, colocando un mueble a media altura o fijando un trozo de alfombra o moqueta a la pared para que el gato pueda escalarla. En el caso de gatitos o de gatos mayores con problemas de movilidad, los lugares levantados del suelo deberían estar colocados a menor altura o tener rampas de acceso.

Tips #2. Los estantes para gatos deberían tener las dimensiones adecuadas para permitir al gato estirarse del todo (Ellis et al., 2013).

Tips #3. Desarrollar la dimensión vertical de la casa no sirve sólo para proporcionar al gato zonas seguras y puntos de observación del ambiente sino que es una medida fundamental para estimular el ejercicio físico del gato.

Por otro lado, para que el escondite ayude el gato a relajarse es importante que se trate de un lugar seguro y privado. Esto implica que el gato debería poderse refugiar allí solo y sentirse al seguro cuando está en su interior. El escondite debería quedar protegido de otros individuos, ya sean otros gatos, perros o incluso los niños de la casa. No se debería molestar nunca al gato una vez que se haya refugiado en su escondite.

Además, el escondite deber í a estar siempre a disposición del gato para que pueda refugiarse allí cuando lo necesite (Herron y Buffington, 2010).

Tips #4. Para que el gato se sienta seguro, el escondite no tiene que cubrir necesariamente todo el cuerpo del gato (Ellis et al., 2013).

Tips #5. La disponibilidad de refugios donde esconderse ayuda a los gatos a recuperarse más rápidamente de situaciones estresantes (Vinke et al., 2014).

Un escondite seguro puede servir también como lugar de descanso, sobre todo si está levantado del suelo y ofrece al gato un punto de observación.

Vías de escape

Además de los escondites, los gatos deberían tener a su disposición vías de huida para moverse de forma segura dentro de casa. Desde la perspectiva del gato estas vías pueden incluir tanto recorridos en el suelo, por ejemplo detrás de un sofá , como encima de los muebles. La posibilidad de huir ayuda al gato a saber que puede refugiarse en una zona segura y en algunas situaciones evita que recurra a la agresividad para solucionar conflictos con otros individuos de la casa (Ellis et al., 2013).

En casas con varios gatos

Si en una casa conviven varios gatos cuidar la privacidad y la seguridad del ambiente es especialmente importante, ya que no todos los gatos que viven juntos forman vínculos afectivos entre ellos.

Por ejemplo, algunos sólo llegan a tolerar la presencia de los demás en su territorio. Por eso, es importante asegurarse que en los espacios comunes los gatos puedan mantener una distancia entre ellos de mínimo 1-3 metros, tanto horizontalmente como verticalmente (Barry y Crowell-Davis, 1999).

Además, aunque algunos gatos descansen y duerman juntos, la mayor í a prefiere hacerlo solo. También puede darse que el mismo estante, escondite o camita sea utilizado por varios gatos a diferentes horas del d í a (Bernstein y Strack, 1996).

Así que para evitar la competición por el mismo espacio es muy importante dejar a disposición de los gatos muchos lugares seguros y confortables para descansar en diferentes partes de la casa (Herron y Buffington, 2010). Cada escondite debería tener también más de una entrada para evitar que un gato pueda quedar bloqueado en su interior debido a la presencia de otro gato justo fuera de la entrada.

Tips #6. Los gatos tienen un pasado de animales solitarios e incluso los que viven en grupo pasan gran parte de su tiempo solos y hay momentos en los que prefieren aislarse de los otros individuos de la casa (Barry y Crowell-Davis, 1999).

Tips #7. Colocar paneles, cortinas u otro tipo de separación puede servir para que los gatos se puedan "aislar" de los otros animales presentes en el ambiente (Rochlitz, 2005).

Ambiente libre de estrés

En la medida de lo posible, su espacio debería estar libre de situaciones estresantes o que puedan asustarle. Esto quiere decir, por ejemplo, que, si hubiera gatos en el exterior de la vivienda, sería importante tapar los puntos desde donde el gato podría ver a los gatos del vecindario, sobre todo en las partes más íntimas de su territorio.

Si no es posible crear un ambiente libre de estrés, es importante que el gato tenga la posibilidad de ejercer cierto nivel de control sobre el ambiente, poniendo en marcha estrategias que le permitan protegerse de lo que le molesta (Broom y Johnson, 1993) y, siendo el hecho de esconderse una de las más comúnmente adoptadas entre los gatos.

En algunos casos se pueden organizar refugios más complejos que un simple escondite, dejando a disposición del gato también comida, agua, bandeja, rascadores, juguetes, estantes y una camita en su zona segura (Overall et al., 2005). Un refugio seguro podría incluso ser una habitación entera. En este caso, ponerle una gatera que se pueda abrir con un chip individual podría permitir el acceso sólo al gato que tenga el chip en el collar y dejar fuera a los demás animales de la casa (Herron y Buffington, 2010).

Cuando el ambiente supone una fuente de estrés para el gato hay otras medidas que se pueden implementar. Pide consejo a tu veterinario de confianza para saber qué más puedes hacer. Ten en cuenta que hay veterinarios especializados en comportamiento, llamados etólogos, que pueden ser de gran ayuda para ti y para tu gato.

Algo de imprevisibilidad

Los gatos son animales de rutina. Un ambiente consistente y en gran parte previsible es el punto de partida para organizar un espacio a su medida (Herron y Buffington, 2010). Sin embargo, aunque la rutina tenga un efecto tranquilizante, un ambiente monótono y sin ninguna novedad interesante, también puede llegar a ser estresante y puede reducir de manera significativa el nivel de actividad de los gatos (Van Rooijen, 1991; Kessler y Turner, 1999).

Como regla general, el ambiente debería ser altamente previsible sobre todo cuando el gato se está adaptando a algún cambio, por ejemplo, cuando acaba de ser adoptado o acaba de incorporarse otro miembro de la familia. Después de que el gato se haya adaptado, cierto grado de complejidad y de reducción de la previsibilidad puede ser beneficioso, sobre todo a la hora de introducir novedades positivas (Bradshaw et al., 2012). Por otro lado, es preferible que los acontecimientos negativos sigan siendo previsibles (Bassett y Buchanan-Smith, 2007).

Algún imprevisto de vez en cuando puede satisfacer la natural curiosidad de los gatos. Pero recuerda que no todos los gatos reaccionan de la misma manera a las novedades, incluso cuando no se trata de situaciones negativas: el temperamento individual (Lowe y Bradshaw, 2001) y las experiencias anteriores del gato pueden marcar la diferencia. Así que cuando se introduce alguna novedad, no hay que exagerar y hay que darle al gato la posibilidad de decidir cómo enfrentarse a ellas (Rochlitz, 2007).

Tips #8. Los gatos no son amantes de los imprevistos desagradables como, por ejemplo, el contacto con personas, gatos desconocidos o algunas manipulaciones (Carlstead et al., 1993).

Cambios graduales

Los cambios en el ambiente pueden ser otra fuente de estrés para los gatos como usar otro tipo de arena o modificar la disposición de los muebles. Cuando se trata de un cambio en uno de los recursos del gato, es importante comprobar sus preferencias antes de ponerlo en marcha de forma definitiva, así pues si se quiere probar con otro tipo de la arena es preferible colocar una bandeja con la nueva arena al lado de la bandeja con la arena anterior y anotar las preferencias del gato. Sus gustos deberían guiar la elección de los recursos, ya que imponer un recurso que al gato no le gusta podría suponer una fuente de estrés significativa (Herron y Buffington, 2010).

Referencias bibliográficas:

  • Barry, K.J., Crowell-Davis, S.L., 1999. Gender differences in the social behavior of the neutered indoor-only domestic cat. Applied Animal Behavior Science 64, 193–21.
  • Bassett, L., Buchanan-Smith, H.M., 2007. Effects of predictability on the welfare of captive animals. Applied Animal Behaviour Science 102, 223-245.
  • Bernstein, P.L., Strack, M., 1996. A game of cat and house: spatial patterns and behavior of 14 domestic cats (Felis catus) in the home. Anthrozoos 9, 25–39.
  • Bradshaw, J.W.S., Thorne, C.J., 1992. Feeding behavior. In: Thorne, C.J. (ed.) Waltham Book of Dog and Cat Behaviour. Pergamon, pp.115-129.
  • Broom, D.M., Johnson, K.G., 1993. Stress and Animal Welfare. Kluwer.
  • Carlstead, K., Brown, J.L., Strawn, W., 1993. Behavioral and physiological correlates of stress in laboratory cats. Applied Animal Behavior Science 38, 143–158.
  • Ellis, S,L.H., Rodan, I., Carney, H.C., Heath, S., Rochlitz, I., Shearburn, L.D., Sundahl, E., Westropp, J.L., 2013. AAFP and ISFM Feline Environmental Needs Guidelines. Journal of Feline Medicine and Surgery 15, 219–230.
  • Herron, M.E., Buffington, T.C.A., 2010. Environmental enrichment for indoor cats. Compendium: Continuing Education for Veterinarians 32(12), E1-E5.
  • Kessler, M.R., Turner, D.C., 1999. Effects of density and cage size on stress in domestic cats (Felis silvestris catus) housed in animal shelters and boarding catteries. Animal Welfare 8, 259-267.
  • Overall, K.L., Rodan, I., Beaver, B.V., Carney, H., Crowell-Davis, S., Hird, N., Kudrak, S., Wexler-Mitchel, E., 2005. Feline behavior guidelines from the American Association of Feline Practitioners. Journal of the American Veterinary Medical Association 227, 70–84.
  • Rochlitz I., 2005. A review of the housing requirements of domestic cats (Felis silvestris catus) kept in the home. Applied Animal Behaviour Science 93, 97–109.
  • Van Rooijen J., 1991. Predictability and boredom. Applied Animal Behaviour Science 31, 283-287.
  • Vinke, C.M., Godijn, L.M., Van der Leij, W.J.R., 2014. Will a hiding box provide stress reduction for shelter cats?. Applied Animal Behaviour Science 160, 86-93.