Preguntas frecuentes sobre las Intervenciones Asistidas con Animales

Preguntas frecuentes sobre Intervenciones asistidas con animales

Las Intervenciones Asistidas con Animales de Compañía (IAA) son intervenciones en las que un animal es incorporado como parte del tratamiento, con el objetivo directo de promover la mejoría en las funciones físicas, sociales, emocionales y cognitivas. Siempre deben estar dirigidas por profesionales de la salud o de la educación.

Es fundamental adaptarlas a las necesidades de los usuarios, estableciendo objetivos específicos para cada caso y saber trabajar en equipo junto con psicólogos, educadores, logopedas o el profesional que requiera el colectivo. Para realizarlas se necesita el trabajo de un equipo interdisciplinar, donde todo el equipo trabaja por igual para llegar al objetivo marcado, siendo imprescindibles el profesional experto del ámbito socio-sanitario o educativo, el experto en terapia asistida con animales y el animal.

¿Qué NO son las Intervenciones Asistidas con Animales?

Las Terapías Asistidas con Animales NO son visitas programadas o espontáneas donde una persona se acompaña de un animal y permite que interaccione con un grupo de personas. Estas se podrían denominar Actividades, pero no tienen nada que ver con las terapias.

Un profesional del ámbito socio-sanitario o de la educación formado para la aplicación de las IAA en sus programas con el fin de alcanzar unos objetivos previamente establecidos para el programa que va a realizar. También debe tener formación sobre adiestramiento, manejo y bienestar animal. Su objetivo es facilitar y potenciar la interacción entre el animal y el colectivo con el que se trabaja, estableciendo una metas y siguiendo unos protocolos preestablecidos, diseñando y dinamizando las sesiones de IAA.

El perfil profesional de las IAA puede ser cualquier profesional del ámbito de la salud como psicólogos, fisioterapeutas, terapeuta ocupacional, enfermeras…. o del ámbito educativo como profesores, educadores sociales, pedagogos, logopedas… Además de estar formado en IAA debe estar formado sobre adiestramiento canino y bienestar animal.

Las personas que pertenecen al ámbito de la educación y/o salud reciben el nombre de experto, las personas que vienen de otros ámbitos reciben el nombre de técnicos.

Un perro de terapia, es un puente entre la persona que realiza la terapia y el profesional de la salud y/o educación. El perro debe trabajar en equipo y realizar aquellas acciones que previamente se han preparado como traer objetos, realizar órdenes, colocarse en sitios determinados, dejarse manipular entre otras muchas cosas.

Es importante recalcar, a diferencia de lo que muchas personas puedan creer, que no es nada fácil tener un buen perro de terapia y que requiere de una buena selección, socialización y adiestramiento. De manera general debe ser aquel que:

Que de manera natural busque el contacto humano y disfrute de él. Sería impensable trabajar con un animal al que no le gustara el contacto social, porque se generarían serios problemas de estrés en él y estaríamos comprometiendo su bienestar.
Tienen que ser equilibrados, deben ser perros mentalmente seguros y fuertes.
Fiables. Eso quiere decir que no tenga miedos y tenga un comportamiento predecible. Muchos de los usuarios con los que se trabaja muestran comportamientos imprevisibles o pueden resultar muy intensos. Otros pueden llevar muletas, caminadores o ser inestables. Por lo tanto, un perro de terapias no debería asustarse fácilmente y si lo hace, debe tener un nivel de recuperación rápido.
Bien adiestrados. Tenemos que poder controlar el comportamiento de los perros mediante el adiestramiento. En el proceso específico de entrenamiento se utilizarán métodos no aversivos que estimulen la predisposición al trabajo y se adaptará al proceso de cada animal.
Que les guste trabajar por comida y/o juego. No hay nada más frustrante para los usuarios que tener un perro que no quiere colaborar. Los perros a los que les gusta la comida o el juego son más fáciles de trabajar y crean un vínculo mayor y más rápido con los usuarios.
Deben resultar adecuados para una determinada tarea. Esto significa encajar o estar cualificado para un fin determinado. El animal debe ser capaz de ayudar al paciente a trabajar para los objetivos que haya marcado el terapeuta en un contexto determinado. Dependiendo de esos objetivos, el perro tendrá que tener una serie de habilidades. En función del colectivo con el que trabajemos tendrá que hacer un tipo de ejercicio u otro. Por ejemplo, si trabajamos con gente joven quizás necesitaremos que el perro sepa hacer un circuito de Agility, si trabajamos con pacientes paliativos nuestro perro deberá estar calmado y controlado encima de una cama.
Confiables. Tienen que tener capacidad de inspirar confianza. Los usuarios se tienen que sentir cómodos y no amenazados por el equipo (perro y responsable del perro).
Seguros. No pueden ser perros miedosos y tampoco que tengan trazas de agresividad hacia otros perros, ni mucho menos hacia las personas.
Sanos. No tienen que padecer ninguna enfermedad. Tienen que ser animales debidamente controlados por un veterinario, vacunados y con la cartilla en regla; deben estar desparasitados, tanto interna como externamente, y físicamente limpios.

Por último, es necesario destacar, en contra de lo que mucha gente cree, que un perro de terapia no tiene por qué ser un “superperro”, ni soportar cualquier tipo de comportamiento por parte de los usuarios.

Ha quedado obsoleto el concepto de que sólo los perros de criador y especialmente de razas Golden Retriever y Labrador puedan ser usados como perros de Terapia. De hecho, en los últimos años, son muchas las entidades y asociaciones que apuestan por adoptar perros de protectoras para este menester. En la Fundación Affinity más del 70 % de los animales son adoptados.

Lo importante es fijarse en el individuo en concreto, teniendo en cuenta las características generales de la raza que siempre influirá en su carácter y evaluando cada animal de manera individual. También puede ser importante saber con qué tipo de colectivo trabajará el animal. No es lo mismo trabajar con adolescentes que con población geriátrica.

Si. En las protectoras hay perros fantásticos que pueden ser perfectamente aptos para esta tarea. Pero se tendrá que hacer una buena selección y valoración de su carácter, ofreciendo el tiempo necesario al perro, ya que es normal que sufran estrés en las protectoras y necesitan un tiempo para mostrar su carácter y sus necesidades. Una vez más recordar que no es importante la raza si no el individuo en concreto.

No, no solo se trabaja con perros, se puede trabajar con otros animales que estén adiestrados específicamente y que cumplan los criterios adecuados. El equipo de la Fundación Affinity también trabaja con gatos en las sesiones de terapia, pero se puede trabajar con caballos, animales acuáticos, animales de granja, aves… eso sí, siempre se debe velar por el bienestar de la especie.

Los perros que conforman el equipo de trabajo de la Fundación son los perros propios de cada experta, por tanto, viven con ellas en sus casas, son parte de su familia, y además trabajan juntos.  Creemos que este modelo es el que beneficia más el bienestar animal y garantiza una mejor calidad de vida.

Es difícil determinar una edad de jubilación para cada perro, eso dependerá del estado de salud físico y mental de cada animal, normalmente a partir de los 10 años un perro puede empezar a mostrar signos de cansancio y enlentecimiento para realizar las órdenes, por lo tanto, podremos plantearnos reducir el número de sesiones que haga o retirarlo definitivamente en función de su estado.

Los perros de la Fundación, al ser los perros de nuestras técnicas, cuando dejan de hacer sesiones siguen viviendo con ellas y disfrutando de su retiro en familia.

Normalmente las sesiones se realizan en los centros donde residen o donde están vinculadas las personas con las que realizamos las intervenciones. Pero también se pueden realizar en las consultas de los especialistas como psicólogos, psicopedagogos, fisioterapeutas, dentistas, en los que la persona se desplazará, o al centro dónde se realice la intervención.

Las actividades varían según las necesidades del colectivo y los objetivos de trabajo, estas pueden ser desde juegos colaborativos, juegos de adiestramiento, circuitos de Agility, actividades de reconocimiento de imágenes, actividades de reconocimiento de emociones en el perro y en nosotros, memorys, deportes con el perro,... es ilimitado el tipo de actividades que podemos realizar en colaboración con nuestros animales, todo dependerá de nuestra experiencia y nuestra capacidad creativa.

No hay un número concreto de colectivos que se pueden beneficiar con las IAA, de hecho podemos realizar terapias con animales con cualquier persona o colectivo que tenga necesidades y a través del perro se les pueda acompañar en el logro de sus objetivos y su mejora física, emocional, social y cognitiva. Normalmente se suele trabajar con personas con diversidad funcional, personas con dificultades de salud mental, jóvenes en riesgo de exclusión social, personas que residen en centros geriátricos, trastorno del espectro autista, personas privadas de libertad, entre otros muchos.

En función de las necesidades y de los objetivos de trabajo, estas pueden ser individuales o grupales.

Una sesión de terapias asistida con animales suele tener una duración de entre 10 minutos y una hora, en función del colectivo y los objetivos con los que se trabaja, las actividades pueden ser más largas o más cortas. Por ejemplo, con personas que tengan autismo posiblemente las primeras sesiones serán muy cortas, hasta que la persona alcance confianza y seguridad y poco a poco iremos ampliando el tiempo. Eso sí, es importante recalcar que para los animales las sesiones de terapias son intensas y les cansa mucho, por lo que no deberemos excedernos del tiempo máximo de 1 hora.

Nuestro equipo está compuesto por dos psicólogas, una educadora social, una pedagoga, una veterinaria, un integrador social, una educadora canina y una educadora canina y felina, todas ellas formadas en Intervenciones Asistidas con Animales.

Es importante entender que los objetivos se trabajan en función del colectivo o grupo con el que trabajemos y sobre todo en función de las áreas que queramos mejorar (física, emocional, cognitiva y/o relacional). Algunos ejemplos de objetivos de trabajo son:

Mejorar la motricidad fina y gruesa
Conseguir mayor control corporal
Aumentar el tiempo de atención y concentración
Secuenciar y ordenar acciones
Fomentar la memoria a corto y largo plazo
Incrementar la iniciativa
Fomentar la comunicación asertiva
Planificar las acciones a realizar
Tomar consciencia corporal
Mejorar habilidades sociales
Adecuar la respuesta a la situación y el ambiente
Reducir estados de ansiedad
Mejorar la autoestima
Superar los miedos
Aumentar el sentido de la responsabilidad
Fomentar la creación de vínculos con otras personas
Identificar y gestionar las emociones
Aceptar y establecer límites
Mejorar el control de impulsos
Mejorar el control de la frustración

El intercambio afectivo con la animal mejora el estado emocional de una persona que se siente acompañado y se mantiene activo porque debe asumir la responsabilidad de su cuidado, aumentando así la seguridad en sí mismo. Algunos de los innumerables beneficios que los animales aportan son:

Aumento del deseo y disposición para involucrarse en actividades grupales y de trabajo en equipo
Incremento de la autoestima
Aumento del sentido de la responsabilidad
Reducción de la ansiedad y/o el sentimiento de soledad
Abrir espacio para la expresión de afecto y de sentimientos
Aumento de los niveles de atención y concentración
Superación de miedos
Mejora del estado físico
Reducción de los niveles de ansiedad
Alivio del estrés
Beneficios físicos como son la reducción del ritmo cardíaco, reducción de la presión arterial, etc.

Los resultados cuantitativos se miden a través de varias herramientas diseñadas para ello, test y evaluaciones de mediciones psicométricas y en algunos casos biométricas tomando medidas fisiológicas como el cortisol, variabilidad cardíaca, pulsaciones, etc. También con las valoraciones que realiza el equipo de referencia que trabaja con las personas que participan en las intervenciones y valoran los cambios cualitativos, así como los/as técnicos/as que también pueden valorar a nivel cualitativo.

En España y la mayoría de los países del mundo no existe una ley que regule el ámbito de las IAA ni la formación. Sólo existe un máster oficial de IAA, reconocido por el Ministerio de Educación, que corresponde a la Universidad Internacional de Andalucía. El resto de formaciones, sean cursos, masters o postgrados son titulaciones propias de cada entidad.

Desde Fundación Affinity no podemos recomendar ningún curso ni entidad, pero sí que podemos indicaros qué aspectos son importantes a la hora de formarse:

Que la escuela cuente con suficientes años de experiencia en el sector
Que los profesores que den la formación sean profesionales reconocidos en su campo (salud, educación, adiestramiento, investigación…). Mirar el CV de los profesionales y los años de experiencia en el sector.
Que se dé una visión realista del sector huyendo del “romanticismo” o de visiones poco profesionales. Los perros no curan, pero pueden facilitar un proceso terapéutico.
Que el curso tenga una parte importante de adiestramiento canino, donde se dé formación, siempre en positivo, sobre obediencia básica, comportamiento, habilidades y bienestar animal.
Que los alumnos puedan realizar prácticas reales en los diferentes colectivos donde puedan poner a prueba sus conocimientos y donde puedan capacitarse de verdad. Huir de los cursos sólo teóricos.
Será un plus si los alumnos pueden trabajar con su perro (siempre y cuando el perro cumpla las características adecuadas) y valorar su temperamento y que se ofrezca el conocimiento de diversos campos de actuación (geriatría, salud mental, jóvenes, TEA, violencia, etc.).

No existe normativa en nuestro país ni en ningún otro a excepción de Italia que regule el sector de las terapias asistidas con animales / IAA. Tampoco hay leyes que regulen el campo de la formación ni de la praxis. Eso significa que cada escuela o entidad puede enseñar de la manera que considere más apropiada y establecer su criterio a la hora de enseñar, sucede lo mismo con la praxis, cada equipo (experto y animal) puede trabajar según considere oportuno.

Existe una organización internacional llamada IAHAIO (International Association of Human-Animal Interaction Organization) que engloba organizaciones internacionales y que es un referente mundial. IAHAIO ha escrito un “White Paper” donde ha establecido un decálogo de buena praxis donde contempla todos los aspectos importantes en el ámbito de las terapias con animales. Puede ser un buen referente para aquellos que se inician en el sector

De todas maneras, si estáis interesados en formaros en este ámbito os recomendamos que leáis el apartado “Quiero formarme en IAA ¿Por dónde empiezo? ¿Qué debo buscar?”.

Es importante saber que SER un perro de terapias es un trabajo complejo y que, aunque parezca fácil, pocos sirven para esta labor. Podemos creer que tenemos un perro perfecto, ya que con la familia y amigos es dócil y cariñoso y le encanta el contacto, pero luego con desconocidos, y sobre todo en situaciones estresantes no ser capaz de afrontar el trabajo; por lo tanto, es sumamente importante poder valorar a los animales que realizan terapias y no pensar que “como en casa es muy bueno podrá trabajar”. Es muy importante velar por su bienestar y asegurarnos que los animales disfrutan con esta actividad.

Hay que pensar que los perros de la Fundación Affinity viven con las técnicas ya que son sus perros de familia y además trabajan con ellas. De esta forma las técnicas tienen un mayor conocimiento y empatía con el animal, pueden saber cuáles son sus preferencias, pueden comunicarse con mayor facilidad con ellos y por tanto no los exponen a situaciones que no son agradables y entienden cuándo no se sienten cómodos. Por tanto, NO es recomendable que trabajen con animales que no conozcan en profundidad ya que no se podría asegurar el 100% de su bienestar. Además, los perros necesitan tener la persona de referencia cerca para que les de seguridad y tranquilidad. 

Descarga el contenido en pdf