¿Cómo repartir las tareas para cuidar un animal de compañía en familia?

Repartir tareas para cuidar un perro o un gato

Muchos padres adoptan a una mascota después de ceder ante la insistencia de los hijos y ante sus promesas de hacerse cargo del cuidado del animal. Pero, a menudo, la realidad acaba siendo otra: los hijos olvidan pronto sus promesas y se acaban ocupando principalmente de jugar con la mascota mientras que los cuidados del animal recaen casi del todo sobre los padres.

Y es que las mascotas, de por sí, no hacen a los niños más responsables. En cambio, repartir las tareas relacionadas con los cuidados del animal de compañía es una importante herramienta educativa que puede favorecer el desarrollo del sentido de responsabilidad del niño, puede potenciar su paciencia y autoestima y puede ayudarle a entender y respetar el hecho de que otros individuos tienen necesidades de alimentación, cuidados y cariño.


Tareas según la edad

Así que los niños deberían ser involucrados en el cuidado de la mascota pero con ¿qué edad? y ¿en qué tareas? Cada niños madura a su ritmo, pero por norma general:

Hasta los 3 años, el niño no diferencia el animal de compañía de un juguete. Con esta edad el niño no participa en los cuidados de la mascota pero los padres pueden empezar desde el principio en intentar enseñarle el respeto hacia el animal, a pesar de que por nivel de desarrollo el niño llegará a comprender el sentido del respeto años más tarde.

Entre 3 y 6 años, el niño puede ayudar en la realización de tareas sencillas y siempre bajo la ayuda y supervisión de un adulto: el niño puede ayudar a limpiar y llenar el cuenco del agua y el bol de la comida o puede lanzar un juguete para que la mascota corra.

Con 6 años los niños empiezan a plantearse que los animales puede sentir dolor y pueden entender las indicaciones de cómo tratar un animal con respeto y sin hacerle daño. De hecho según muchos expertos, esta es la edad adecuada para que los niños empiecen a tener una mascota.

Entre 6 y 10 años, el niño se puede hacer cargo de más tareas relacionadas con el animal como seguir ayudando a llenar el bol del agua y el comedero, dar a la mascota un premio, jugar con la mascota, preparar juguetes caseros para la mascota de casa, recoger sus juguetes, etc., teniendo en cuenta que hay que seguir supervisando las interacciones entre la mascota y el niño.

Es a partir de los 10 años que según los expertos los niños se pueden responsabilizar de los cuidados de sus mascotas y pueden participar en tareas de más responsabilidad como por ejemplo alimentarlo, sacar a pasear un perro pequeño o mediano (y siempre en compañía de un adulto), ayudar a bañarlo, limpiar la caja de arena del gato, cepillar al animal, participar en sesiones de entrenamiento, etc. Sin embargo, no hay que olvidar que, aunque el niño sea el responsable de realizar cierta tarea, es fundamental que un adulto controle a diario si las necesidades de la mascota están satisfechas. Además algunas tareas, como la administración de algunos medicamentos o sacar a pasear un perro considerado según la ley potencialmente peligroso, solo pueden ser realizadas por parte de un adulto.

Estas tareas sólo son indicativas: los niños no son todos iguales ni en cuanto a desarrollo ni en cuanto a personalidad, y tampoco lo son las mascotas. Así que los adultos tienen que valorar en cada momento las tareas idóneas para el niño y aumentar el grado de responsabilidad a medida que el niño vaya creciendo. Y no está demás recordar que los adultos deberían supervisar a los niños que están cuidando o jugando con las mascotas: los padres siguen siendo los responsables de evitar accidentes en casa, supervisando las interacciones, educando a las mascotas y enseñando a los hijos cómo tratarlas.

Repartir tareas

En el reparto de las tareas, el primer paso consiste en confeccionar una lista de todas las tareas que hay que cubrir y en qué momento. Las tablas "Tareas en familia para cuidar a tu perro" y "Tareas en familia para a tu gato", ayudará a preparar este listado. Luego hay que establecer entre todos quién se encarga de cada una de ellas, teniendo en cuenta que las tareas tienen que ser alcanzables para el niño para que le puedan ayudar a sentirse orgulloso de sus logros. Una vez establecidas las tareas, es importante mostrar al niño la manera adecuada de realizar cada tarea, incluso dividiéndola en partes pequeñas. Luego hay que dejar que el niño la repita y que tenga tiempo suficiente para equivocarse y aprender. También hay que definir desde el principio lo que ocurre cuando el niño realiza correctamente las tareas que le han asignado.

Además de repartir las tareas básicas para el cuidado de la mascota, hay una tarea común a todos los miembros de la familia y es la de respetar y mantener las normas básicas de convivencia. En este caso cada hogar es diferente y cada familia tiene que consensuar y establecer las normas de la casa con respecto a la mascota.

Por ejemplo habrá que establecer cuáles son los lugares de la casa donde la mascota puede estar y cuáles las zonas prohibidas, si la mascota puede dormir en las camas de las personas, si se le puede dar comida de la mesa, si se puede subir al sofá, etc. y hay que consensuar qué palabras y/o gestos se utilizarán para su educación. No obstante, hay normas que se deberían respetar en cada hogar, como el hecho de no molestar a la mascota mientras está durmiendo o comiendo y en general de no irritar al animal y la de lavarse siempre las manos después de jugar con la mascota o de tocar cualquier objeto del animal, como su comedero, su cama, etc.

El respeto de estas normas no solo ayudará al desarrollo del sentido de responsabilidad del niño sino que ayudará a la mascota a saber lo que su familia espera de ella en cada momento, reduciendo frustración y malos entendidos. Además el hecho de colaborar entre todos en el cuidado de la mascota bajo unas normas comunes proporciona la ocasión de compartir experiencias y ayuda a potenciar la unión familiar y la conciencia de un compromiso común.

Bibliografía

Canosa P., Minguell F., 2002. Niños y animales de compañía: sí, pero... Debate, Toledo.

Kids and Pets Interaction Guide