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Si tu perro está acostumbrado a relacionarse con otros perros es normal que lo intente y que se frustre al ver que no puede. Lo más importante es que no sumemos más elementos negativos a la situación como podría ser tirar de la correa o regañarle.

Cuando tu perro vea a otro, ya a una distancia, dile “nos vamos” o algo que se asemeje y llámale empezando a andar en otra dirección. En el momento que se gire para mirarte o empiece a andar en otra dirección felicítale con palabras, unas caricias y algún trocito de comida. Pon distancia e intenta esquivar a los otros perros, cuanto más cerca estén, más querrán acercarse. Intenta que encuentre cosas con lo que entretenerse, preferiblemente lugares interesantes donde oler.

Esto ayudará a respetar la distancia mínima recomendada y evitará que una vez pasadas las medidas de distanciamiento, el perro no haya asociado el hecho de relacionarse con otros como algo negativo.

Si sois muchos en casa y vuestro gato no está acostumbrado a recibir tanta atención, es cierto que un exceso de interacción podría estresarlo.

A muchos gatos les gusta estar cerca nuestro, pero sin que los acariciemos. Acostúmbrate a preguntarle si quiere interaccionar: acerca la mano a su nariz, deja que te huela y toca suavemente la parte superior de la cabeza, observa su comunicación. Si aparta la cara o se ve incómodo deja de acariciarle, si por el contrario ronronea o te acerca la cara cuando paras, puedes continuar. A veces la interacción verbal (hablarle a distancia) junto a la proximidad física ya puede ser suficiente.

En cualquier caso, recuerda que debería ser el gato el que determinará siempre el patrón de interacción. A los gatos les suelen gustar las caricias intermitentes, es decir, acariciar unos segundos y parar, acariciar unos segundos y parar. Crea un lugar alto y cobijado donde se pueda aislar, respétalo no tocándolo cuando esté allí.


Si. De hecho, una de cada cuatro familias en España indica que el perro está ladrando más desde el confinamiento. Lo primero que debemos tener en cuenta es que un perro puede ladrar o vocalizar por muchos motivos. Desde una demanda de atención hasta un estado de estrés o ansiedad. Por lo tanto, si realmente hemos identificado un aumento en estas conductas es importante que se lo comentemos al veterinario porque puede ser un indicador, por ejemplo, de un estado de estrés. ¿Cómo podemos saber si la vocalización se debe a un motivo u otro? Viendo en qué momento ocurre. Acaso ¿pasa cuando el perro se queda solo o cuando salimos a comprar una cosa? o ¿pasa cuando estamos con él? ¿ocurre en un momento determinado del día? Estas preguntas nos permitirán comentar el caso al veterinario e identificar el motivo y a partir de aquí, intentar solucionar el problema. No obstante, sea cual sea la causa, os podemos recomendar no intentar suprimir o controlar este comportamiento utilizando el castigo. En primer lugar, porque no va a ser efectivo, y en segundo lugar, porque puede empeorar el caso.

Si, de hecho, es un motivo de consulta relativamente frecuente. 1 de cada 10 familias que conviven con un perro están experimentando este problema. ¿A qué se puede deber? Como se comentaba anteriormente, si ha ocurrido un cambio importante en la rutina del paseo, el problema podría esta simplemente relacionado con el cambio de hábitos. Pero si estamos manteniendo las mismas rutinas de paseos, aunque más cortas, y la defecación del perro aumenta en casa, esto podría estar indicando otro problema como un estado de estrés, un problema de ansiedad u otras causas. Por lo tanto, ante esta situación no debemos pensar solamente en un problema de malos hábitos, sino que debemos prestar atención y consultar y solicitar ayuda a nuestro veterinario, Y, como solemos aconsejar, no intentar solucionar el problema castigando al perro o entrenándolo de forma diferente.

Si. Consideremos que hemos estado más tiempo en casa y sin quererlo podemos estar teniendo un contacto y una interacción mucho más intensa con nuestro gato. Está bien observar que los gatos establecen vínculos muy intensos con nosotros, pero siempre debemos tener en cuenta que su forma de relacionarse es muy distinta a la de nuestra especie. Por dar un ejemplo, en las interacciones entre gatos, solo una de cada tres implica el contacto físico. A ellos les gusta interactuar, pero para ellos es importante mantener una distancia social, mantener un espacio mucho más de lo que lo hacemos nosotros. Por lo tanto, como recomendación general, dejéis que sea siempre vuestro gato quien decida en qué momento quiere ser acariciado y cuánto debe durar esa interacción con vosotros. Dicho esto, si realmente detectáis que en vuestro gato ha habido un cambio importante, que no tiene las mismas ganas de jugar como antes, si se esconde, si no interactúa, si se muestra esquivo con los miembros de la familia, si explora menos el territorio, si vierais una o más de estas señales, esto podría indicar que está experimentando un cuadro de estrés. Ante la duda, siempre, consultad con vuestro veterinario.

  • Si reclama atención y no puedes dársela o lo hace de forma inadecuada (saltando, mordiendo, etc.) hazle saber con una palabra y un gesto específico que en ese momento no la vas a atender (por ejemplo diciéndole "ahora no" cruzando los brazos) y seguidamente ignórala hasta que sí puedas prestarle atención.

  • De vez en cuando y durante un rato reducido pon barreras entre tú y él, cierra la puerta de la cocina o del baño inicialmente y después incrementa el tiempo poco a poco. Si observas que llora mucho o rasca la puerta deberás hacerlo todo muy, muy progresivo. Intenta entrenar estas separaciones con una rutina concreta inicialmente, por ejemplo, después de comer o después de un paseo.

  • Respecto al juego, es muy importante diferenciar el juego individual del juego dirigido (con vosotros). Vuestra perro debe ser capaz de entretenerse solo jugando con juguetes de uso individual, como mordedores, juguetes rellenables con comida, etc. Estos deberá tenerlos disponibles a menudo, pero aunque ella os los traiga vosotros no deberéis jugar con ellos.

  • Para el juego dirigido con él utilizad entonces otro tipo de juguetes (pelotas, nudos), y mantenedlosfuera de su alcance hasta el momento de la sesión de juego dirigido, guardándolos al finalizar.

  • La reducción del ejercicio y de contacto con otros perros afecta al comportamiento de nuestros animales. Sin embargo, aquí te dejamos una serie de consejos que, aunque no pueden suplir esos ratos de juego y ejercicio libre de tu perro, te puedenayudar a minimizar el efecto del confinamiento.

  • Crea unas rutinas en relación al paseo, comida, juego y descanso.

  • Proporciónale juguetes y objetos adecuados para morder. Debemos asegurarle oportunidades para el olfateo-exploración. Para ello podemos utilizar juguetes u otros ítems específicos para perro que pueda manipular y encontrar premios o comida. Puedes comprarlos o bien fabricarlos de forma casera, siempre y cuando utilices materiales que sabes que no va a ingerir. Los juguetes comerciales que te recomendamos son de tipo interactivo o que fomenten la búsqueda de comida como las alfombras de actividades, juguetes rellenables, juguetes remotos, etc. Sobretodo evita juguetes que no estén homologados para perro, ya que podrían ser peligrosos o tóxicos.

  • Realiza sesiones de juego dirigidas con el perro; los mejores juegos son los de tira-afloja o bien el de lanzar y recoger alguna pelota u otro juguete. Los juguetes que utilices para estas sesiones no los dejes a su alcance, guárdalos cada vez que acabéis la sesión. Marcar el inicio y el final de la sesión con una palabra ayudará a tu perro a gestionar la frustración. Si no es un perro juguetón sustituye estas sesiones por sesiones de caricias.

  • Practicala obediencia o los trucos con él utilizando premios para perro; puedes enseñarle nuevos comandos o bien practicar los que ya sabe. Esta actividad estimulará su mente y favorecerá el vínculo contigo.

  • Adapta los paseos permitiendo que olfatee todo lo que quiera, llévalo a sitios donde pueda hacerlo y no le des ninguna prisa. Paséalo con correa larga, dejándole la máxima libertad de movimientos.

  • La apatía puede ser uno de los primeros signos de enfermedad, sería conveniente que le comentaras a tu veterinario habitual que tu perro ha tenido este cambio de actitud para que valore la necesidad de realizarle una visita y asegurar que todo está bien.

    Para ello es muy importante que creéis una nueva rutina para el perro, muy marcada y muy clara, donde el animal pueda prever qué actividad toca en cada momento. En esta rutina debéis incluir todas las actividades que lo impliquen (descanso, juego, paseo, comidas, entrenamiento, etc.), y marcarlas con una palabra o gesto antes de iniciarlas.

    Como recomendación general, para una perra de su edad y su nivel de actividad (joven y activa), debería recibir diariamente: 3 sesiones de juego dirigido (por ejemplo lanzar y recoger una pelota o el juego del tira-afloja), 3 o 4 paseos, 1 o 2 sesiones de entrenamiento (podéis practicar comandos de obediencia, trucos, actividades olfativas, etc.) y 1 o 2 sesiones de relajación (momentos de interacción tranquila con vosotros, de mimos y caricias suaves en una zona de descanso específica).

    Respecto a la situación concreta de demanda de atención, os facilitamos las siguientes pautas:

  • Cada vez que esté tranquila en su zona de descanso felicítala, igual que cuando no te demande atención.

  • Si reclama atención y no puedes dársela o lo hace de forma inadecuada (saltando, mordiendo, etc.) hazle saber con una palabra y un gesto específico que en ese momento no la vas a atender (por ejemplo diciéndole "ahora no" cruzando los brazos) y seguidamente ignórala hasta que sí puedas prestarle atención.

  • De vez en cuando y durante un rato reducido pon barreras entre tú y él, cierra la puerta de la cocina o del baño inicialmente y después incrementa el tiempo poco a poco. Si observas que llora mucho o rasca la puerta deberás hacerlo todo muy, muy progresivo. Intenta entrenar estas separaciones con una rutina concreta inicialmente, por ejemplo, después de comer o después de un paseo.

  • Respecto al juego, es muy importante diferenciar el juego individual del juego dirigido (con vosotros). Vuestra perro debe ser capaz de entretenerse solo jugando con juguetes de uso individual, como mordedores, juguetes rellenables con comida, etc. Estos deberá tenerlos disponibles a menudo, pero aunque ella os los traiga vosotros no deberéis jugar con ellos.

  • Para el juego dirigido con él utilizad entonces otro tipo de juguetes (pelotas, nudos), y mantenedlosfuera de su alcance hasta el momento de la sesión de juego dirigido, guardándolos al finalizar.

  • Pueden haber varias causas por las que el animal pueda estar más irritable o reactivo últimamente; la primera de ellas son los cambios de rutinas y del entorno que el perro está percibiendo. Estos pueden hacer que un perro se estrese con facilidad y que se muestre más reactivo de lo normal.

    En este sentido sería importante diferenciar si la motivación del animal es frustración (por no poder interaccionar con personas o perros cuando antes sí se le permitía), miedo/ansiedad (en este caso seguramente ya habríais observado reacciones hacia estos estímulos, aunque probablemente en menor intensidad), o excitación (por nerviosismo y excesivas ganas de actividad, exploración, etc.).

    Para ello deberías acudir a un veterinario especialista en comportamiento para que pueda hacer una adecuada valoración (si no conoces a ningún especialista puedes consultar con tu veterinario de cabecera, este te podrá referir a alguien de confianza). Otra de las causas puede ser un problema médico que genere dolor o malestar físico a tu perro, para ello también te recomendamos visitar a tu veterinario.

    Mientras tanto, las recomendaciones que podemos darte son:

  • Intenta crear una rutina lo más fija posible para el perro, que incluya paseos, comidas, juego, descansos, etc. Como más estables y marcadas sean más tranquilo estará en general.

  • Fomenta las conductas de calma, atendiéndolo y felicitándol siempre que se muestre tranquilo, ya sea en presencia o en ausencia de los estímulos a los que reacciona.

  • No le regañes o castigues cuando ladre, esto puede empeorar aún más su conducta.

  • Intenta estimularlo física y mentalmente, a través de sesiones de juego dirigido (lanzar-recoger una pelota o muñeco, jugar a tira-afloja con un mordedor o nudo), proporcionándole juguetes interactivos con los que se pueda entretener solo y realizándole sesiones de entrenamiento (puedes enseñarle comandos o trucos nuevos, o bien practicar los que ya conoce).

  • En la calle intenta aumentar la distancia con los estímulos a los que reacciona, refuerza su tolerancia a ellos y fomenta un paseo tranquilo donde pueda olfatear (llévalo a sitios con zonas verdes o árboles).

    • Desde el presente servicio queremos recordarte que las recomendaciones que te indicamos son únicamente una orientación en una situación excepcional, en ningún caso pueden sustituir una visita veterinaria presencial. La persona de referencia para atender los problemas tanto de salud como de comportamiento es tu veterinario/a habitual, acude a él/ella ante cualquier duda