Un perro que nada

4 perros nadando en una piscina

En verano a todos nos apetece un bañito en la piscina o en el mar. Sin duda a nuestro perro también le gustará estar fresquito, pero ¡cuidado!, nadar puede ser una actividad muy divertida y placentera pero si no lo haces bien puede convertirse en un calvario y como ni los perros ni nosotros mismos somos nadadores olímpicos, será mejor que sigas estos consejos que por lo menos te servirán para dar un par de largos o simplemente para saber cómo se comporta tu perro ante la posibilidad de darse un chapuzón.

Si tu perro tiene miedo al agua no se te ocurra emplear la técnica de la inundación (tirarlo de sopetón al agua) puede conseguir resultados pero es una técnica arriesgada que puede intensificar el miedo, así que poco a poco y con mucho cariño. Si estás que te mueres de calor báñate tu primero y después dedica a tu perro el tiempo que se merece.

Siempre habrá perros más nadadores que otros, eso sin duda lo comprobarás al acercarte a la orilla. Si tu perro te mira desde el fondo del mar o tienes que entrar nadando como un vigilante de la playa porque no para de nadar hacia alta mar, sin duda tu compañero no ha necesitado este artículo. Si por el contrario, el perro te mira desde lejos, te ladra o incluso llora cuando estás pegándote un chapuzón sigue estos consejos:

  1. Poco a poco y con cariño. Ya lo hemos dicho antes pero es verdad. Las cosas con cariño y con algún que otro premio se consiguen y si encima aplicas la paciencia, serás la envidia de los demás dueños. Primero prueba en sitios donde controles toda la situación, con poca profundidad y sin muchos agentes externos que le puedan estresar. Cuanto antes le eduques al agua mejor, aunque nunca es tarde para un buen chapuzón.

  2. Ayúdate de un juguete que le pirre. Eso siempre nos ayudará, si tu perro se sorprende con el sonido, color o tacto del agua y se pone nervioso, intenta distraer su atención con su súper juguete favorito y cada vez que tenga contacto con el agua o se acerque a ella podrás premiarlo. Para esta fase estaría bien estar con las piernas dentro del agua y sobre todo que no haya olas para surfear ya que se podría asustar si una ola le da un revolcón.

  3. Si has conseguido que el perro esté dentro del agua contigo pero todavía se muestra un poco torpe ayúdale. ¿Recuerdas cuando te enseñaron a nadar? Seguro que te ayudaron sujetándote por el tronco. Pues, haz lo mismo: sujétalo por el tronco, dejando que mueva libremente las cuatro patas.

  4. Si tu perro no es un nadador de competición pero le encanta el agua tienes un montón de accesorios para ayudarle en esta actividad, como los arneses de natación y los chalecos salvavidas especialmente diseñados para perros.

Además tanto para los nadadores olímpicos como para los amateur, recuerda que:

Un baño en el mar con tu perro puede ser de lo más divertido pero bañarse tiene también sus riesgos, así que para tener buenos recuerdos de vuestros días de playa no permitas que el perro nade demasiado lejos de ti, mantén corta la duración de los baños y, si hay medusas u otros peligros en el agua, es mejor que os quedéis jugando en la orilla. Os bañaréis otro día.

Si lo que planeas es bañarte en la piscina, no olvides adquirir una rampa para que el perro pueda salir del agua cuando esté cansado de tanto nadar.

Además, tras el baño sécalo bien y, si os habéis bañado en la playa o en la piscina, una vez en casa acláralo con agua dulce: te ayudará a eliminar los restos de sal o cloro que pueden dañar la piel y el pelo.

Y con esto ya lo sabes todo. Preparados, listos, ¡a nadar!.